¿Cuántos son los
momentos de una vida que se pueden catalogar como históricos?
Qué paradoja: la
finitud de una vida, la mía, la tuya la de él y lo histórico de determinados
momentos. Y cuando ambos se cruzan, cuando vivencias ese hito en la historia,
seguramente la mirada es estrecha y las reacciones son tardías… y claro, si
somos simples mortales al lado de grandes personajes: líderes políticos cuyas
acciones y, más aún, sus propias vidas trascienden la materialidad de sus
cuerpos. Así lo demuestran Néstor, Chávez…
Cumbre de UNASUR
que no fue tal, pero que igualmente fue histórica -voy a abusar de este término
una y mil veces porque no creo que haya otro que defina de mejor forma las
circunstancias-. Y ahora a escribir: ¿qué escribir? Dos posicionamientos entre
muchos posibles que brotan de las venas, del entremezclar ideas y aclararlas.
La posibilidad
de centrarme, en estas líneas, en la emoción a flor de piel de compartir el
día, la hora y el lugar con tales personajes, de que mi cuerpo y sus cuerpos
coincidan en tiempo y en espacio; en el sentimiento inconmensurable que no
permite represión, de saber que sus miradas y la mía se cruzan una y varias
veces, de la certeza del tacto estrechando sus manos, rozando con mi mejilla
sus rostros, y la palabra: el comentario y la respuesta, la conversación
pequeña, espontánea, genuina. En definitiva, el dibujo de los rasgos de ese
estar ahí, con ellos y con ella. Percibir sus gestos, sus rostros de cansancio
en las esperas. A veces, sus manos impacientes vaya a saber por qué, sus
miradas perdidas en cavilaciones lejanas cuando no son el centro (porque el
centro es otro de ellos) y aún en la primera fila de un escenario presidencial
se abstraen de las miradas de cientos en recovecos inhóspitos. El jugueteo con
la foto, con las cámaras: te miro ahora a ver si estás atenta con esa cámara en
tus manos, te espero un tiempo para que enfoques, baja la cámara, saludame,
explicitemos la complicidad del juego en el saludo. Lo mismo haré con otro
señor de cámara en sus manos, mientras habla mi compañero o compañera, voy a
aplaudir un rato, y, luego, me perderé otro poco y cuando los vea ahí, cercanos
en mi horizonte, voy a jugar un rato con ustedes. Les voy a dar lo que quieren:
mi mirada, mi sonrisa ahí: en tu lente.
Che, era una
cumbre de presidentes!! ¿Y la política?
Si, si, claro.
La otra posibilidad de este relato. Dos formas en que el imperio se hizo
presente en NuestraAmérica. La primera, con el absurdo de retener a Evo allá en
Europa… y tanto ya se ha dicho al respecto, las palabras de los presidentes y
las presidentas son más que elocuentes. La otra forma en que el imperio está
presente. La preocupante, la que se visibiliza en las ausencias. La que expone
la distancia entre los momentos fundantes de UNASUR y las consecuencias de la
alianza del Pacífico. Allí está la amenaza y, por eso, la importancia de ese
estar ahí. Porque aquellos no están, porque no quieren ir, porque minimizan y
boicotean es que se hace imprescindible estar ahí. La presencia es la
demostración más cabal de que nada está perdido, de que estamos de pie para dar
batalla. Es la expresión física de la lucha por la integración. Ahí radica el
desafío de estos presidentes, en insistir obstinadamente en la unidad. Ahí
radica el desafío de los pueblos, en comprender la hora y ganar las conciencias
y las calles.
María
José Parra (texto y fotos)
Martín
Marino (fotos)
Producciones
La Cigarra
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