miércoles, 16 de octubre de 2013

"Voces de Cambio" Debates sobre medios de comunicación y política en Bolivia


La motivación, desentrañar las resistencias a la transformación del paradigma empresarial de la comunicación en el contexto de los procesos políticos de cambio vigentes en la región. Indagar en las diferencias, los matices, las recurrencias y coincidencias de las formas que aún persisten del modelo cultural neoliberal en nuestros países. Formas, métodos y actores concretos que pugnan por volver al poder o, al menos, por no perder privilegios. Permeada por la realidad argentina en tales aspectos, la Cigarra tomó una decisión para mirar con ojos propios, interactuar y reflexionar con otros y con otras. Mostrar, decir y producir en tiempo de viaje, con recursos propios y prestados, a pulmón pero con gran entusiasmo y convencida de la necesidad de aportar al tiempo de los pueblos, a los debates actuales, a la generación de conciencia dialéctica. Comprender los por qué, los cuándo y los cómo de todo proceso social y hacerlos asibles, comunicables. Retomar aquella tradición oral que siempre explica y que aloja al pasado en el presente. Crear, también, imágenes reales y de fantasía que lleven a la imaginación a la posibilidad de atravesar fronteras demarcadas e inesperadas. 
Así, la Cigarra emprendió un viaje de búsquedas, sorprendida en su cotidianeidad de ciudad por la necesidad de indagar las transformaciones culturales, comunicacionales y de producción creativa de los países cercanos, de esa América Nuestra que lucha por fundirse en Patria Grande.


En su mínimo departamento de la ciudad de Morón dejó a su gata bien cuidada, armó y desarmó varias veces la mochila hasta definir lo imprescindible en un intenso proceso de desapego y salió al ruedo: Bolivia, el destino de su primera travesía.   
Y allí, a primera vista lo más complejo, lo que no se ve con ojos de superficie y de lo que no se habla: la comunicación implícita.
Cuando una visita Bolivia y recorre sus tierras, asiste a una certeza evidente: su geografía de desniveles y de intrincados caminos de selva, bosque, monte y cordillera no propician la circulación fluida, ni la conectividad. Se trata más bien de un territorio ensimismado, de luces y sombras que se hunden en cavidades inexorables, y que vuelven a nacer con una luminosidad irradiante en altos picos nevados. Esos pueblos, que habitan el corazón mismo de América del Sur, han recorrido cientos de miles de kilómetros a pié.
A quienes nos interesan las formas de comunicación desde una perspectiva amplia, la pregunta por el modo en que la geografía influye en las formas de comunicación de estos pueblos, necesariamente, aparece. Y ahí están, los tejidos cuyos dibujos nos hablan de la vida cotidiana de campesinos y campesinas, los cantos como modo en que también se comunican, y esta idea de lo implícito, esa que nos habla del modo en que las culturas se entienden sin mucha necesidad de “medios” que nos procesen lo que sucede, lo que acontece adentro.
Porque hay momentos en la vida de los pueblos en los que la caldera hirviendo se siente por dentro y de a miles, en los que las miradas muestran siglos de intercambios de conocimientos, de aprendizajes empíricos que se trasladan de generación en generación cual modo del ser y del hacer. Ahí radica la no mediación, las condiciones para que emerja la comunión de ideas que rompen con el paradigma del pensamiento único y que inundan de diversidad el intento homogeneizador, el alienante.
El 2003 fue un punto de inflexión en la política boliviana. El gobierno de turno era de tendencia neoliberal y respondía a lo que se dio en llamar como “gobiernos pactados”, con baja popularidad pero que llegaban al poder a partir del acuerdo de los actores políticos, económicos y extranjeros con intereses en Bolivia. Sus políticas eran claramente extractivas de los recursos del país y de espaldas al pueblo, fundamentalmente, opresivas en relación a las mayorías indígenas y campesinas que pueblan los territorios de Bolivia. Ya desde los años 90 venían gestándose en el país grupos subalternos que alejados de las estructuras partidarias tradicionales, por el modo en que éstas traicionaron sus principios y funcionaron en el esquema de gobiernos pactados, dieron en el 2000 una contundente muestra de descontento contenido. El epicentro: Cochabamba, el motivo: la privatización del suministro de agua que llevó a un aumento exacerbado de su costo. Así durante enero y abril del año 2000 masivas marchas del pueblo en las calles, llevaron a la vuelta atrás de la privatización. Los hechos fueron conocidos como la “guerra del agua” y podría considerarse como la primera manifestación de repudio a las lógicas neoliberales imperantes. En 2003, los hechos conocidos como la “guerra del gas” muestran un aumento en los niveles de desgaste y hartazgo del pueblo, a su vez que mayores niveles de organización. Basados en la tradición comunitaria presente en Bolivia, así como en los resquicios de organización obrera y minera que otrora (1952) había permitido un cambio de época: el fin del modelo terrateniente oligárquico y el inicio del período conocido como la Revolución nacionalista que duró hasta su derrocamiento en 1964, los movimientos sociales, indígenas y campesinos comienzan a hacerse oír. En 2003, ante la decisión del presidente Sánchez de Lozada de exportar gas a Estados Unidos y México vía Chile, cuando aún no había abastecimiento suficiente para el mercado interno, el pueblo sale a las calles a manifestarse en contra de la mencionada política hasta tanto no se garantice la distribución de gas en todas las poblaciones de Bolivia. Estos hechos, conocidos también como “Octubre Negro” expresaron a tal punto el enojo contenido del pueblo boliviano que el neoliberal Sánchez de Lozada, huyó un 17 de octubre en helicóptero.   
Gustavo Portocarrero, Gerente General de la televisora pública Bolivia TV, expresa: “en octubre de 2003 cuando libramos una de las batallas finales donde el pueblo se movilizaba, no lo hacía porque los medios habían convocado, no lo hacía porque la radio tal había dicho, lo hacía porque el país lo necesitaba”.
Pero los medios siguen ahí e interactuamos con ellos, como expresión de lo que también somos.

Según una encuesta del Observatorio Nacional de Medios de la Fundación Unir Bolivia, en las ciudades bolivianas las personas se informan más por la televisión.


Igualmente, Bolivia es uno de los países con mayor población rural. Es decir, que según en qué espacio geográfico nos situemos, el acceso a medios y los hábitos en torno a ellos cambian sustancialmente. Mientras la TV es el medio preferido en las ciudades, en las comunidades y caseríos del campo, la radio sigue ocupando el lugar central. Aún así, en las poblaciones urbanas que mantienen una fuerte ligazón con las formas de ser de la vida rural, la radio mantiene su predominio. De igual modo, en los últimos años y producto del fortalecimiento tecnológico de algunos medios, de la ampliación del tendido eléctrico y del acceso a electrodomésticos por parte de sectores más amplios de la población, la TV comienza a ingresar en la vida rural y no es extraño que alguien del pueblo o comunidad posea una tele y varias familias se reúnan en esa casa a mirar algún o algunos programas: algo así como la televisión comunitaria. Mientras tanto, los diarios, periódicos y revistas son de consumo casi exclusivamente urbano, y son los sectores medios y altos de esa población quienes los prefieren.

¿Qué podemos decir en cuanto a la propiedad de los medios de comunicación?
La Ministra de Comunicación, Amanda Dávila Torréz, plantea la existencia de oligopolios en Bolivia. A diferencia de lo que sucede en otros países de la región que asisten a la presencia de medios monopólicos, en el caso boliviano, los medios son propiedad de un puñado de familias poderosas en términos regionales, políticos y económicos. Territorio, riqueza económica y participación política son variables que se entrecruzan y que dan como resultado un mapa de medios comerciales que responde al paradigma privado empresarial de la comunicación, y que tuvo momentos de fuerte oposición al gobierno de Evo Morales.  
Claudia Benavente, Directora del Diario La Razón, expone con agudeza la relación existente entre los medios privados de comunicación y el gobierno: “Hay un antes y un después de Evo Morales (…) porque el ascenso político de Evo Morales ha implicado un nuevo escenario mediático. Antes, estábamos bajo una lógica más o menos amistosa, más o menos pactada entre medios de comunicación privados y gobierno. Cuando llega al poder Evo Morales  se da un quiebre en esa relación. El gran porcentaje de las propiedades de los medios de comunicación se ve confrontado a algo que no conocía: cómo se hace para negociar con los indios, con los movimientos sociales; ya no están los ministros. En la cancillería hay un canciller con su chamarra de cuero, es decir, se violenta el sistema (…)”

¿Cómo se configura hoy el mapa de medios?


Fuente: Datos ATT a diciembre de 2011. Publicado en “La verdad secuestrada: medios de comunicación privados y el proceso de cambio en Bolivia”, Sacha Llorenti Soliz. Ed. Stigma, septiembre de 2012.

Como muestra el gráfico, el 61% de los medios existentes en Bolivia corresponde a los denominados empresariales, aunque la nueva Ley de Telecomunicaciones y Tecnologías de Información y Comunicación abre un periodo de transición para que a partir del año 2017 se plasme en todo su potencial la distribución del espectro en tercios: 33% medios empresariales, 33% públicos y 34% indígenas y comunitarios. Impronta que parece marcar el camino de la comunicación como un derecho de todos y de todas en algunos países de la región: es el caso de Argentina, Ecuador y Bolivia, aunque en los dos primeros se promulgaron leyes de medios que contemplan otros aspectos vinculados, también, a la producción y promoción de contenidos locales.   
La diferenciación entre medios confesionales y sociales, se debe a que en Bolivia los medios ligados a la Iglesia Católica poseen una larga historia y por sus características, nivel de cobertura e inserción en la cultura boliviana, ameritan un párrafo aparte. Se trata de los primeros medios cuya impronta central estuvo vinculada a la alfabetización por radio: las denominadas radios educativas que también tuvieron programas en aymara y en quechua.
Las radios mineras, por su parte, poseen en Bolivia una historia muy ligada al desarrollo del país y, tal vez, la diferenciación entre “confesionales” y “sociales” se deba a la disputa que existía en los comienzos entre estos dos tipos de radios. Donato Ayma, sociólogo aymara y comunicador social, lo expresa del siguiente modo: “la voz del minero peleaba por los derechos de los trabajadores mineros y propagaba las ideas del Che y de otros revolucionarios, la Pio XXII hablaba contra el comunismo. Hasta que la Pio XXII se da cuenta que estaba en una población campesina, minera, pobre, entonces, cambia de sentido filosófico y empieza a trabajar en pos de la educación de esa población”.
En la actualidad el sector social se encuentra en proceso de expansión dada la política pública orientada al fortalecimiento de las radios de las comunidades, en pos de que logren ocupar el porcentaje que la ley les asigna.
En síntesis, y más allá de las diferencias ideológicas e históricas que presenten, las experiencias asociadas a medios populares en Bolivia son parte fundamental de los estudios vinculados a la comunicación popular y comunitaria en América Latina. Si existe tal disciplina de estudio, es también y fundamentalmente, en función de la riqueza e importancia política, social y cultural de las experiencias mencionadas. 

Medios privados: ¿Cuáles son las principales familias propietarias de medios?: sus relaciones, territorios de pertenencias y principales vinculaciones políticas.


El cambio de propiedad de algunos medios en los últimos tiempos en Bolivia generó toda una serie de rumores, especulaciones y alborotos dentro del mundillo periodístico y de la prensa política. El caso de la Radio Panamericana es bien paradigmático en lo vinculado al modo en que las resistencias se expresan sin mediar si quiera los principios básicos de la labor periodística. Así, el debate se hace visceral y se inunda de pasiones que puestas al servicio de la mentira son un arma de destrucción de gran potencia. Irreflexivas, sordas pero no mudas, más bien gritonas y con ceño fruncido.
Vamos al ejemplo, a principios del año 2012 información difundida por la periodista Amalia Pando en su programa matutino en la Radio Erbol, postuló una supuesta venta de la Radio Panamericana al grupo venezolano “Cisneros”, aunque también expuso que el propio dueño de la emisora negó la venta. Sin embargo, la periodista planteó: “…lo mismo decían los dueños de La Razón y ATB..”.  Tiempo después, fue el sindicato de trabajadores de radio Panamericana el que desmintió las versiones de venta.
En esta “corrida” mediática, nos topamos con tres cuestiones centrales que hacen a los “usos y costumbres” de cierta prensa en la actualidad: la certeza – se supone que uno de los bienes más preciados en la práctica periodística-, la mentira – sin más vueltas- y la demonización, estigmatización de un “otro” – sobre qué supuestos digo qué y qué complicidades produzco-. Vamos, entonces, a despejar la X. La certeza: el mapa de medios en Bolivia se está modificando desde el 2006 a la fecha. La mentira: la venta de radio Panamericana. La demonización: como otros medios se vendieron y sus dueños, a priori, lo negaron o evitaron declaraciones hasta tanto la venta no se concluya, aquí se hace una utilización de aquellos sucesos para afirmar la mentira en función, a su vez, de la construcción de un determinado relato. Si la venta se niega, no es porque la información es errónea y esa transacción no se está produciendo, sino que es porque algo se oculta. Hay algo oscuro que no se pretende develar porque pareciera estar teñido de cuestiones sobre las cuales se despliegan una serie de connotaciones negativas: que haya medios que se vendan, que las propiedades de los medios cambien, que el Estado regule el mercado de las telecomunicaciones desde una perspectiva de derechos humanos y no de complicidades espurias. Pero, para terminar de completar el relato, es preciso un comprador que ya de por sí haya sido minuciosamente erigido como “feo, sucio y malo” por los medios hegemónicos en Latinoamérica y el mundo: los venezolanos, que por carácter traslativo reciben para sí todas las características negativas que fueron edificadas en Chávez.   
A partir del mecanismo de la deconstrucción asistimos a la elocuencia y naturalidad de su antagonista, tan preciado hoy en las redacciones y productoras mediáticas, más aún que la certeza, pareciera. Gracias Derrida, muchas gracias por el aporte a la comunicación y la cultura.
El procedimiento aplicado aquí, claro está, es posible de diligenciar en gran cantidad de sucesos que producen torbellino mediático sin más base de sustentación que intencionalidades distintas a las de informar.
Volviendo al caso, y como hemos apreciado en el mapa de medios, la radio Panamericana sigue en manos de Miguel Antonio Dueri.

También podemos apreciar en la infografía los medios dependientes de la esfera estatal y, por otra parte, los medios confesionales.

         
 La cobertura de los medios en situaciones de conflicto, es uno de los tópicos centrales a considerar  en una investigación sobre la relación entre medios y política. Como se podía apreciar en la caracterización de los medios privados, el modo en que varios de ellos han cubierto fenómenos de conflictividad social, económica y política como la acontecida en el año 2003, la denominada Guerra del Gas, en el 2008 en el marco del intento de golpe cívico – prefectural iniciado en Santa Cruz, o el denominado conflicto del Tipnis, en donde comunidades quedaron enfrentadas a favor y en contra de la construcción de una carretera,  muestran a las claras la ligazón entre ciertos medios privados de comunicación y sectores opositores vinculados a los procesos dictatoriales y neoliberales de Bolivia. Jorge “Coco” Cuba, Director de la Agencia Boliviana de Información, dirá: “son lo mismo”, en el sentido que tanto algunos medios como sectores de oposición representan los mismos intereses económicos y el mismo ideario de país que otrora ejercía hegemonía política, económica y cultural.
Como ya hemos explicitado, un momento de quiebre en la historia política de Bolivia aconteció en el año 2003, la denominada Guerra del Gas. Veamos cómo fue la cobertura mediática en esos sucesos según el elocuente relato de Jorge “Coco” Cuba, actual Director de la Agencia Boliviana de Información que por aquellos años ejercía el periodismo para una agencia extranjera.  “Hacia el 12 de octubre del 2003, una columna del ejército boliviano se desplaza a la ciudad del Alto para escoltar un convoy de carros de gasolina. Bolivia vivía un proceso de descomposición social esos días, gobernaba el presidente ultra neoliberal, Gonzalo Sánchez de Lozada. Entonces, la población del Alto (…) se lanzó a las calles y enfrentaron al ejército, ellos armados de piedras, de palos para impedir que el ejército escolte ese convoy y devuelva la normalidad a Bolivia. Porque La Paz, que es el epicentro de la política boliviana, empezaba a sufrir desabastecimiento de carburantes y eso en la historia, en la tradición política, significa que cuando La Paz se desestabiliza se desestabiliza el país y como efecto automático, inexorable, se cae el gobierno (…). El convoy llegó a La Paz. Cuando fuimos a ver cuánta gasolina traían, nos dimos cuenta que los uniformados bolivianos venían muy agitados, fuera de quicio (…), gente erguida sin necesidad de estarlo. Poco a poco empezó a bajar el rumor de que el ejército para abrirse paso había matado a 27 bolivianos, había utilizado arma pesada (…). Curiosamente, los medios de comunicación, esa tarde, pasaron películas de última generación, todos los medios incluido el canal 7 que respondía, por supuesto, al gobierno (…). La idea era ocultar esos muertos. Después de eso, se quitan la máscara. Cuando sube Evo Morales, esos mismos medios que pasaron tremendas películas esa tarde, empiezan a atacar a Evo Morales”.
Evo Morales asumió el gobierno en el año 2006 y en el año 2008 enfrenta uno de los momentos políticos de mayor tensión. Los hechos son conocidos como el intento de Golpe cívico prefectural. Ante la decisión del Gobierno de Evo Morales de nacionalizar ciertas regalías con el fin de financiar un bono vitalicio para los ancianos, e iniciar un proceso constituyente que diseñe una nueva Constitución Política del Estado, acorde a los nuevos tiempos, ciertos sectores económicos en alianza con fracciones políticas opositoras, iniciaron un proceso de fuerte violencia que pretendió quebrar Bolivia en Oriente / Occidente valiéndose de discursos autonomistas y xenófobos, cuando el  tema central de fondo que se plantea en este conflicto es: quién y cómo explota los recursos naturales (hidrocarburos) en Bolivia. Las tomas de instituciones públicas del Estado comenzaron en el Departamento de Santa Cruz de la Sierra y los conflictos llegaron a suscitarse en toda la región de Bolivia conocida como “la medialuna”. Medios televisivos de gran audiencia a nivel nacional llevaron a cabo coberturas que, lejos de informar con rigor periodístico los sucesos, se dedicaron a incentivar la violencia e instalar en agenda la idea de una guerra civil. Desde todos los noticieros de canales como UNITEL, UNO y MEGAVISIÓN, se instalaba la idea de una intervención por parte del Gobierno central a través del uso de la figura del Estado de Sitio, fue el mismo gobierno a través de una conferencia de prensa que tuvo que desmentir tales versiones ya que lo único que se lograría de ese modo sería ocasionar mayores niveles de violencia. Por el contrario, lo que el gobierno central proponía era el diálogo y la convocatoria a los gobiernos departamentales para investigar las responsabilidades en las tomas de instituciones y destrucción del patrimonio público.
En el año 2011 el Gobierno de Evo Morales atravesó otro momento de tensión y violencia en donde la cobertura de los medios también ha sido tendenciosa y en nada constructiva para favorecer el diálogo entre las partes. Los hechos se conocen como el Conflicto del Tipnis. Se trata de un conflicto aún no resuelto entre determinadas comunidades de indígenas de tierras bajas y el gobierno plurinacional de Bolivia debido a la construcción del segundo tramo de la carretera Cochabamba – Beni que atravesaría la zona del TIPNIS (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure). En la VIII Marcha Territorio y Dignidad indígenas de esas tierras llegan a La Paz con un petitorio que básicamente se resume en la negativa a la construcción de la carretera en ese territorio. En ese contexto, el 25 de septiembre de 2011 por órdenes que aún no fueron del todo esclarecidas pero que produjeron la renuncia del Ministro de Gobierno, un grupo de policías y militares reprimieron a los y las marchistas en la localidad de Chaparina departamento de Beni. Más allá de que aún el conflicto del TIPNIS por la construcción de la carretera no esté resuelto y hayan quedado enfrentadas comunidades originarias y campesinas de tierras bajas y altas, lo cierto es que desde los medios de comunicación la complejidad del conflicto no fue abordada y más bien se centraron en un tratamiento amarillista del día en que se produjo la represión policial, llegando, incluso, a utilizar la mentira para magnificar los sucesos, en clara intencionalidad de desprestigiar a Evo Morales. Se dijo, entre otras cosas, que producto de la represión había muerto un bebe cuando esa información no respondía a ningún dato de la realidad. La intervención del gobierno central en la marcha indígena fue injustificada y claramente repudiable, pero la cobertura de los medios no hizo más que desinformar y mentir. “Una de nuestras crisis más fuertes ha sido el caso del Tipnis. Cuando los medios dijeron que había muertes, niños muertos, se han  posicionado en uno de los momentos más duros de la mentira. Ahí, el gobierno ha logrado  plantear un nuevo debate que está vinculado a cómo equilibrar un derecho tan importante para la democracia como es la libertad de expresión, con un derecho tan importante de la comunidad, de la sociedad, de ser correctamente informados”, expresó Sebastián Michel Hoffmann, Subsecretario de Gestión Comunicacional. En ese contexto, medios de gran importancia nacional expresaron:
En uno de sus noticieros la presentadora de UNITEL, expresó en referencia a los hechos suscitados en el Tipnis: “Una guagua muerta y 37 personas desaparecidas”. Por otra parte, en el periódico Página 7 de fecha 26/9/2011, una nota titula: “Muere un bebe en violento operativo”. Mientras que, en el periódico La Opinión de misma fecha también se encuentra una nota que titula: “Intervención deja un muerto y 37 desaparecidos, de los cuales 7 son niños”. Entre otras coberturas mediáticas que repiten la información de muertes y desapariciones, sin los chequeos periodísticos de rigor.
En este contexto, las críticas de ciertos sectores opositores de derecha y, también, de algunos que dicen cuestionar por izquierda, se dirigen hacia los medios en manos del Estado. Es cierto que Bolivia, al igual que otros países de la región, se encuentra en un proceso de fortalecimiento de los medios estatales y se sitúa, a su vez, en un debate profundo respecto del concepto de “medios públicos”. Se asiste, entonces, a esa tensión expresada entre la necesidad de poner a los medios públicos al servicio de la política comunicacional del gobierno en función de intentar contrarrestar la desinformación y tergiversación que más de una vez realizan los medios privados, y la discusión más intensa y de contenido profundo que aboga por la construcción de un nuevo modelo comunicacional descolonizador, pluricultural, anti imperialista y democrático en el que los medios públicos sean ejemplo. “Cuando asume el presidente Evo Morales se inicia un nuevo proceso en Canal 7. Hay una diferencia abismal entre lo que fue y lo que es ahora, sin embargo, todavía son iniciativas que se están dando en programas y decretos. Nosotros debemos pensar en una cosa mayor, debemos pensar realmente una Ley de Comunicación que hablé de todos estos aspectos: de una televisión pública. El Estado tiene todo el derecho de defenderse de toda la arremetida mediática de la derecha, ese es el papel que está haciendo el Canal 7 y nosotros estamos plenamente de acuerdo con eso, es legítimo eso, pero creo que es necesario construir una televisión pública a partir de este nuevo paradigma de estado y de comunicación”, manifestó Humberto, participante de la Mesa de Debate sobre Medios Públicos de Bolivia LAB 2013.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, dice el poeta y por ahí vamos, aunque es necesario visibilizar claramente esa tensión, porque ahí radica parte del conflicto que la batalla cultural debe desentrañar. Ahí radica la posibilidad de construir formatos diferentes que desde su base y nacimiento contengan los principios rectores de una comunicación transformadora y revolucionaria.   
El debate actual se centra, fundamentalmente, en la reconfiguración del campo mediático y la necesidad de imprimir un cambio de paradigma en términos de comunicación y cultura. Es decir, asumir que la comunicación y la información han pasado a ser derechos consagrados en la nueva Constitución Política del Estado y que, por lo tanto, deben traducirse en prácticas concretas: en ampliación de voces y presencia de la interculturalidad en las parrillas televisivas, en los diarios y en las emisiones de radio. “Si somos plurinacionales cuántas presentadoras de polleras tenemos. Una nomás en canal 7, o dos pero es el canal del Estado. Ahora si habláramos por ejemplo de idiomas, nuestro Estado reconoce 36 idiomas, y cuántos desde los presentadores, los trabajadores, los constructores de los hechos noticiosos y las propias fuentes hablan en su propio idioma. Si fuéramos hablando así en detalle de cómo están estructuradas las parrillas de programación en los medios de comunicación, lo plurinacional no lo vamos a encontrar. Y lo plurinacional es también el reconocimiento de ese derecho a la comunicación y a la información” expresó Marianela Paco Durán Lic. en derecho y comunicación social y Diputada Plurinominal por el Movimiento al Socialismo. La cuestión de la “democratización de la comunicación” en Bolivia posee una larga trayectoria, tal como indica Erick Torrico Villanueva, director de la Fundación Unir Bolivia. La historia de los medios de comunicación con impronta indígena, campesina y obrera encuentra en Bolivia uno de los recorridos más ricos de América Latina y el Caribe. Las radios mineras y campesinas son la base material sobre la cual se sustenta todo un desarrollo teórico en materia de comunicación e información que tuvo su apogeo en los años 60, 70 y hasta mediados de los 80. Personalidades como la de Luis Ramiro Beltrán, quien participó de la comisión de la UNESCO que elaboró el informe “Un solo Mundo, Voces Múltiples” en los años 80; o desde el cine revolucionario, la figura insoslayable de Jorge Sanjinés, productor de “Teoría y práctica de un cine junto al pueblo”, expresan un país que ha generado en su historia hitos que hoy le permiten sentar las bases para el desarrollo de un modelo comunicacional que visibilice las voces que primero la conquista y, luego, el neoliberalismo, han persistido en ocultar. “El pasado está lleno de futuro”, manifiesta Tristán Bauer. Y para que la hora vuelva a ser la de los pueblos, aún nos queda pendiente la deconstrucción de la lógica privatista y comercial de la comunicación que resiste y ataca con todos sus potentes instrumentos simbólicos. La verdad que se construye peldaño a peldaño tras la elocuencia de la imagen conviene a sectores de poder que a costa de lo que fuera pretenden seguir expoliando sino naciones enteras, al menos poner en jaque sus soberanías con sendos operativos de desgaste, de manipulación y desinformación. “Luchamos contra la miseria pero, al mismo tiempo, luchamos contra la alienación” nos dejó como otro de sus legados el Che. Develar y combatir las formas de la alienación es, entonces, parte de la tarea de cualquier proceso político, social y cultural que se estime a si mismo como transformador.

Debates:
Racismo: se trata de una problemática estructural en Bolivia. En el año 2010 se aprobó y promulgó la Ley Contra el Racismo y toda forma de Discriminación, no sin amplio debate. Sectores tradicionales de la prensa se opusieron, a priori, a la Ley con el argumento de que coartaba la libertad de expresión ya que imponía ciertas restricciones y penas concretas a los medios que propiciaran la discriminación o el racismo. En la actualidad la Ley se encuentra vigente y en aplicación.
Acceso a la información: el Ministerio de Transparencia elevó al Congreso una propuesta de Ley sobre Transparencia y Acceso a la Información Pública que en la actualidad se encuentra en debate y sobre la cual, los mismos sectores tradicionales de la prensa y sus asociaciones que cuestionaron la ley contra el racismo, hoy plantean diferencias respecto del mencionado proyecto. Se realizó una Audiencia Pública en la cual determinados actores vinculados con la comunicación y la prensa de Bolivia realizaron sus interpretaciones. Básicamente el cuestionamiento se centró en el art. 42 del proyecto que es el que prevé las excepciones al acceso a la información. Las observaciones y sugerencias serán analizadas por el Congreso. A su vez, no se descarta convocar a una nueva Audiencia Pública en la que participen otros actores sociales, ya que se entiende que no se trata de una ley para el periodismo o los medios, sino que, fundamentalmente, se centra en favorecer el acceso a la ciudadanía toda a la información pública como puerta de entrada al pleno ejercicio de otros derechos.
En el plano normativo Bolivia cuanta con los siguientes instrumentos en términos de comunicación e información:
. La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, producto del proceso constituyente del año 2008 y aprobada en febrero de 2009, en sus artículos 106 y 107 garantiza el derecho a la información y a la comunicación para toda la ciudadanía.
. La Ley General de Telecomunicaciones y Tecnologías de Información y Comunicación promulgada en el año 2011, entre sus elementos fundamentales, estipula que se abre el espectro a la participación de nuevos actores de la comunicación. Se genera un proceso de transición hasta el año 2017, momento en el cual el mapa audiovisual debe contemplar un 33% para medios privados, un 33% para medios públicos y un 34% para medios comunitarios, indígenas y campesinos. Esta cuestión de los tercios que logró imponerse en el debate con la aprobación por amplia mayoría de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina, hoy es modelo en la región para comenzar a dibujar, al menos, los contornos de un nuevo modelo comunicacional democrático, inclusivo, plural y diverso. 
. Una Ley de Imprenta de 1925 que es la que en la actualidad se encuentra en debate. La posición gubernamental es que debe surgir de la misma sociedad una propuesta superadora a esa normativa que ya resulta vetusta, y que la nueva legislación debería contemplar los otros instrumentos ya generados. Se considera que la nueva normativa tendría que crear las condiciones para el impulso de un nuevo modelo comunicacional centrado en la descolonización, la pluriculturalidad y la democracia, entre otros aspectos. Por otra parte, hay sectores y actores de la comunicación que apoyarían una nueva ley de medios que posea esa impronta pero plantean que es el Estado el que debe convocar al debate en base a una propuesta inicial, y, también hay sectores que defienden la antigua ley de imprenta y no tienen la intención de que sea modificada o reemplazada. Aquellas asociaciones y movimientos que pretenden que se modifique la vieja ley, argumentan que es necesario debatir y regular el rol de los medios públicos, la producción y difusión de contenidos audiovisuales locales tanto en los medios públicos como en los privados y el acceso a los medios por parte de las comunidades indígenas y campesinas, entre los temas centrales. Cabe destacar que la Ley de Imprenta de 1925 resulta desactualizada con relación al nuevo marco normativo superior, generado a partir de la nueva Constitución Política del Estado y, también, con relación a las innovaciones en torno a las nuevas tecnologías de la comunicación y la información de los tiempos que corren.



Nota: El presente artículo se complementa con un documental que, situado en Bolivia pero con perspectiva Latinoamericana, relata los principales debates en torno a la relación entre medios de comunicación y política. Expone la tensión existente entre el paradigma empresarial y privado de la comunicación y la comunicación como un derecho de todos y de todas, hilvanando testimonios y materiales de archivo.
María José Parra (texto)
Martín Marino (imágenes)

Investigación de: La Cigarra Latinoamericana Producciones

2 comentarios :

  1. Felicitaciones Majo y Martín!! muy buenas reflexiones! la alienación que tenemos que combatir, como muy bien recuerdan al Che, es principalmente cultural, Martí ya decía que habíamos conquistado sólo la independencia de "forma" y que teníamos que ir a la de fondo, la del "espíritu", la cultural, y en eso los medios de comunicación son claves. Quisiéramos compartir con ustedes un proyecto que estamos trabajando, es una red binacional de comunicadores populares Noa y Bolivia, hay muchas realidades comunes para compartir, desde las distintas experiencias pasadas y presentes de desmonopolización de medios y derecho a la información y comunicación de las comunidades que permita instalar nuevas agendas, como también las actuales dificultades para crear contenidos realmente descolonizados, con una mirada estratégica, y muy especialmente, sostener la producción de los espacios de comunicación, porque está pasando, por ejemplo en el Noa, que con la Ley tenemos las licencias, las capacitaciones y los contenidos... pero hay dificultades de sostener lo espacios, aquí nos estamos planteando modelos regionales de producción y otros modelos de organización que nos permitan autosostenernos y también, fortalecer las luchas desde una mirada Patria Grande. Bueno, amigos, seguimos en comunicación para intercambiar experiencias vía mail, abrazos! Vero Ardanaz (directora del documental "Sangre Boliviana", integrante de la Red de Hermanamiento Cultural Latinoamericano SURcimientos y de Nadir, grupo de trabajo para la descolonización de las representaciones)

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  2. Hola Vero! gracias por tu comentario. Muy interesante la experiencia que relatas y lo que podamos trabajar juntos, en principio, a la distancia, conta con nosotros. Seguimos en contacto. Un abrazo!

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